El riesgo de no conocer nuestros riesgos

Luis María Sáez de Jáuregui

El riesgo de no conocer nuestros riesgos

Este mes de mayo la revista Inversión ha publicado en su número 1.136 un articulo de opinión de D. Luis María Sáez de Jáuregui, director de Distribución de AXA. En el habla de los riesgos que sufrimos los consumidores por la falta de información.

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Cada 24 horas el sector asegurador soluciona 140,100 problemas a personas y empresas que han sufrido algún tipo de contratiempo, Pero este dato, que ayuda a hacerse una idea de la importancia del sector asegurador en la sociedad y en la economía española, puede introducir a un error. Porque así, descontextualizado, podría hacernos pensar que los españoles le tienen tomado el pulso perfectamente a los riesgos a los que se ven expuestos a diario. Y nada más lejos de la realidad.

La razón primigenia que llevaba a las personas a asegurar, por ejemplo, su vivienda, era cubrirse de la posibilidad de verse en la calle después de haber sufrido un gran siniestro que las dejara sin un techo en el que cobijarse. Pero por alguna razón esa contingencia ha dejado de estar presente en nuestras cabezas y parece que prestamos más atención a coberturas menudas de pequeños contratiempos que a un problema grave con nuestras viviendas. Solo así se explicaría que en España el 30 por ciento de las viviendas no tenga seguro de hogar; y que además, del 70 por ciento restante, la mitad tenga un infraseguro (casos en los que el cliente ha valorado el bien asegurado por debajo de su valor real y, en caso de perderlo, la indemnización siempre es menor de la que esperaba).

«En general, no cubrimos con un seguro ni nuestra invalidez ni nuestro fallecimiento»

Otro gran desconocido es el seguro de auto, obligatorio en nuestro país y con el que, aparentemente, estamos más familiarizados. La necesidad de conducir nos expone al riesgo de causar un grave daño (sobre todo corporal, de ahí la existencia del Consorcio de Compensación del Seguro) a un tercero por el que estamos obligados a responder en caso de accidente. Lo que en ocasiones se nos escapa es que con el seguro de auto transferimos al seguro la responsabilidad de restituir el perjuicio causado a otro, pero ¿qué ocurre con el que nos podemos causar a nosotros mismos? Con el seguro de auto no cubrimos adecuadamente nuestra invalidez ni nuestro fallecimiento.  ¿Cómo es posible que la mayoría de los conductores no se aseguren así mismos?  Mi respuesta es: por desconocimiento.

En general, no cubrimos nuestra invalided ni nuestro fallecimiento, aunque esta contingencia no está sobrevenida por un accidente de tráfico.

Nos vamos un verano de vacaciones a un apartamento en la playa y tenemos la mala fortuna de que se nos caiga un objeto nuestro por el balcón y lesione gravemente a un viandante. El seguro de la vivienda, en caso de tenerlo, con toda seguridad no cubriría ese accidente. ¿Conocemos el alcance de los seguros de responsabilidad civil?

Y si nos adentramos en el ámbito empresarial, el desconocimiento de las necesidades aseguradoras de cada actividad económica es mucho mayor. Y no considero que sea una cuestión de importes de primas, normalmente pequeñas respecto a lo que se asegura; sino por mera ignorancia y cierto recelo a salir de la propia ignorancia. Entendemos que no todo el mundo puede saber de mediana o mecánica, pero nos resistimos a creer que otros puedan conocer mejor que nosotros mismos los riesgos a los que nos enfrentamos a diario.

No es cuestión de ir por la vida atemorizados pensando en la desgracia que nos va a sobrevenir en cualquier momento, sino en hacernos un mapa de riesgos con la ayuda de u experto para: prevenir y minimizar los riesgos, asumir de manera consciente los que consideremos y transferir el resto.

Es una asignatura que todos tenemos pendiente

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